El sistema escolar chileno tiene una amplia
trayectoria, marcado fundamentalmente por el desarrollo del Estado Nacional y
la colaboración de entidades privadas, especial y principalmente de la Iglesia
Católica, desde sus inicios, en los cuales podríamos identificar, hasta ahora.
Uno de los hitos más importante en la consolidación del efecto escuela es la
dirección escolar, y específicamente el rol del director en los procesos de
mejora continua en la gestión escolar. Por ende, la investigación demuestra que
si no se cuenta con un director eficiente, las escuelas tienen pocas
probabilidades de poseer una cultura con altas expectativas o de esforzarse en
pos de la mejora continua.
En
el transcurso del tiempo y durante la conformación del sistema, fueron desarrollándose diferentes planos en el
ámbito de la Educación, como lo es La Reforma a la Educación desarrollada por
el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalba; el inicio del gobierno
socialista del presidente Salvador Allende. Por aquellos tiempos la gestión de
los establecimientos educacionales era absolutamente centralizada y dependiente en cuanto a sus dimensiones
técnicas, administrativas y económicas, del Ministerio de Educación.
En
1980, bajo el régimen militar y con una política económica basada en
el libre mercado, se desarrolla un creciente proceso de descentralización
del Estado. En esta perspectiva, se modifica la gestión de los centros
educativos, traspasando la tarea administrativa a los municipios e
incorporando la participación de privados. Es así que comienzan a surgir nuevos modelos institucionales que generan
cambios considerables en el plano educativo, comenzando por la municipalización.
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